lunes, 22 de marzo de 2010

Se necesita una musa

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Por Luisa Fernanda Yepes


Comienza el Festival Iberoamericano de Teatro, que este año cumple su onceava versión, pero la primera sin su gran matrona, sin su diosa, sin su musa. Fanny Mickey -su creadora- trasciende de la muerte y anima cada rincón donde las artes escénicas encuentran su espacio.

El evento tiene la esencia de aquella mujer que dejó ese gran legado. El Festival es uno de los pocos espacios que se brinda en el país para el más bello arte de la representación.

Fanny fue, sin lugar a dudas, una mujer emprendedora que luchó por su gran sueño, y lo posicionó en uno de los eventos teatrales más importantes del mundo, donde los participantes tienen el espacio para vivir con adrenalina la mejor faceta de sus vidas: la actuación.

Por desgracia este evento se vive a varios kilómetros de distancia de la capital antioqueña. Algunos son los afortunados asistentes o participantes del magnífico espectáculo y los demás esperan ansiosos otro año en el que un golpe de suerte, o de talento, los lleve a Bogotá.

Algunos actores y actrices antioqueños divisan envidiosos la fortuna que tiene la capital del país, al convertirse en un eje de desarrollo cultural. En esa ciudad muchos habitantes asisten gratuitamente a los eventos y el teatro es impulsado como una gran profesión, o mejor, un arte.

Un arte donde cabe la expresión pura de las emociones y sentimientos; el reflejo del drama humano, la personificación de los conflictos, las tristezas y las alegrías; la exaltación a la muerte, a lo divino y a lo terrenal; el único lugar, además del cine y la literatura, donde lo absurdo es probable.

No se puede dejar de pensar en la gran Medellín que tendríamos si este arte cobrara significado y vida en sus calles. Aunque algunos alcaldes han pensado en impulsarlo mediante programas como "salas abiertas", no es suficiente para que sus habitantes dimensionen la relevancia del mismo.

Tampoco se debe dejar a un lado La Fiesta de Artes Escénicas de Medellín que intenta recordar a sus habitantes que aún existe la dramaturgia, aunque ellos no quieran escuchar.

Tal vez lo que le falta a, la anteriormente conocida, ciudad de la eterna primavera es un público interesado por la dramaturgia. Personas con interés en la cultura y en el entretenimiento; más allá de los simples espacios de "rumba" y licor.

Tampoco se puede desconocer que hacen falta lugares donde diariamente se promuevan los eventos culturales sin costo, sin exclusiones, donde todos puedan participar.

Quizás así, algún día tengamos una Medellín dedicada al intelecto y no a las armas; al conocimiento y no a la guerra. Por ahora, sólo queda agradecer a Fanny que hizo posible el desarrollo del teatro en Bogotá, ojalá muy pronto otra valiente lo logre en nuestra ciudad.

lunes, 15 de marzo de 2010

Juventud: entre votar y no votar

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Por Luisa Fernanda Yepes

Cuando las personas se acercaban a los puestos de votación podían observar innumerables papeles con publicidad política. Electores de todas las edades comentaban sobre uno u otro candidato e incluso estaban indecisos sobre la persona por la cual votarían.

En una sociedad donde se conoce un sinnúmero de casos de corrupción, infiltración de los grupos armados en la política -como es el tema de la parapolítica y la farcpolítica- y deslealtad de instituciones como las Fuerzas Armadas que presentaron víctimas por falsos positivos, muchos se encontraban desmotivados y sin ánimo se ejercer sus derechos como ciudadanos.

Sin embargo, con el proceso electoral del 14 de marzo, se abrió una posibilidad de renovar ese círculo vicioso en el que caen los políticos, y a su vez transformar el Congreso, que es percibido como uno de los más corruptos en mucho tiempo. Según la revista Semana, la encuesta más reciente de Invamer Gallup indica, " el 51 por ciento de los colombianos encuestados tiene una imagen desfavorable de esa institución".

Para los jóvenes la posibilidad de plantear un congreso menos corroído por intereses ajenos al bien de Colombia, es un atractivo que incita a votar. No obstante, hay que recordar factores que hacen de este evento, uno poco llamativo para las nuevas generaciones.

El primero de ellos es el proselitismo que ejercen muchos candidatos, ofreciendo desde mercados o dinero hasta prácticas universitarias. Para los jóvenes críticos este elemento es desalentador. No se puede elegir con autonomía cuando la mayoría de políticos influyen en las decisiones de los habitantes comprando sus votos.

Asimismo ocurre con la presentación de candidatos que, en su mayoría, tienen estrechas relaciones - familiares o amigos- con los ex congresistas involucrados en líos de parapolítica.

Elizabeth Ungar, directora de Transparencia por Colombia se refiere a este hecho, “hay gente muy buena repitiendo, pero no deja de ser una preocupación el hecho de que se esté presentando la parapolítica otra vez en cuerpo ajeno”.

La situación es más grave cuando se piensa en el poco conocimiento que tienen muchos jóvenes colombianos. La falta de educación es otro factor que influye en la insuficiente asistencia a los puestos de sufragio; cuando se ignora la importancia de éste para el desarrollo de una democracia sana, poco valor tiene ejercer el derecho.

Así como el desconocimiento, la falta de dinero imposibilita que parte de la juventud colombiana no se interese en las elecciones de sus representantes en el Legislativo. Cuando no se tiene con que cubrir los gastos básicos, la inversión en pasajes para asistir a las elecciones, es un lujo que muchos no se pueden dar.

Por último, pero no menos relevantes, son los casos en que los grupos armados no permiten a las personas acercarse a las mesas de votación. Quizás para jóvenes de áreas como Amazonas elegir a sus representantes sea de vital importancia, pero las constantes amenazas lo impiden.

Como consecuencia de la falta de interés por parte de la juventud, algunos partidos optaron por involucrarlos en sus proyectos y hacerlos partícipes de las propuestas con las que pretenden convencer a toda una nación.

Esa renovación incluye personas con experiencia en el Congreso y de corta edad que no tengan los arraigos de putrefacción política y hurto que algunos conservan de tiempos anteriores. La nueva generación se impone con personas como Nicolás Uribe, suscrito en el Partido de la U y Simón Gaviria en el Partido Liberal. Estos candidatos se presentan como una posibilidad de salida a la problemática que acaece el sistema político del país.

Este fenómeno tuvo gran trascendencia con el partido Compromiso Ciudadano por Colombia. La informalidad y la cercanía con los jóvenes lo hizo llamativo, dando pie para el anuncio de sus principios, como la defensa a la vida, el pluralismo, la deliberación, la participación, la transparencia, la responsabilidad, entre otros.

Es destacable la labor de Fajardo en relación con la cercanía a la juventud. No se pueden olvidar sus propuestas encaminadas a la mejora de las estructuras de educación y en el mejoramiento del sistema de bibliotecas, que, en últimas, beneficiarían a las personas de menor edad, quienes día a día se forman para concebir un futuro mejor. También, su forma de ser reconocido por los ciudadanos, haciendo caminatas por todo el país, examinando las problemáticas de cada región y escuchando a las personas.

Este candidato a la presidencia viste de manera informal y habla con cercanía. Es visible su intención de llegar al público joven, de forma agradable y muy familiar.

Otro partido, que se muestra como uno de los más importantes en materia de representación juvenil es el movimiento Alianza Social Indígena con representantes como Juan Valdez o Felipe Viveros quienes con un vocabulario fresco y poco formal logran acercarse a las comunidades más escépticas.

Este movimiento también se enfoca en difundir valores como el respeto, la honestidad y la transparencia. Además plantea un fortalecimiento a la "institucionalidad", un combate a la corrupción y de manera especial se esboza la promoción de la democracia a través de los jóvenes como una forma de encarnar un país mejor encaminado al desarrollo y la participación.

Las anteriores son propuestas que buscan romper con los esquemas tradicionales y rígidos de una política que hacía partícipe a la burocracia y empresas de gran desarrollo capitalista.

La juventud, en la actualidad, puede encontrar propuestas que se asemejen a sus opiniones, puntos de vista y necesidades. Es así como ellos encuentran una inclusión y un incentivo para la participación en el sufragio.

El bajo índice de colombianos que ejercen el voto es deplorable, pocos jóvenes asistieron a las elecciones y otros tantos no supieron cómo votar.

Para que un día se pueda generar una política más transparente, donde el fraude no sea el protagonista, se necesita de una juventud crítica, que no sólo piense en sí misma, sino en el desarrollo de toda la sociedad.

El cambio de todo un sistema sería fundamental para lograr este hecho. La educación podría ser el inicio de un proceso que requiere décadas.