martes, 23 de febrero de 2010

Un arma de doble filo

Por Luisa Fernanda Yepes

En un mundo donde la mayoría está en contacto virtual, pocos se detienen a pensar cuál es el verdadero fin de tanta interactividad, de lo multimedia o de las relaciones a través de redes sociales.

Para muchos es considerado una pérdida de tiempo, un aislamiento. Para los más jóvenes es la mejor manera de ponerse en contacto. La soledad no es posible, mientras un computador esté cerca, o al menos eso nos hace pensar la sociedad contemporánea.

En el artículo de opinión de María Elvira Bonilla Cosecha de amigo, publicado el 21 de febrero de 2010 se propone a la red social Facebook como un sistema por el cual las viejas amistades reaparecen y tenemos conocimiento de aquellas vidas que marcaron la nuestra en un pasado lejano.

María Elvira Bonilla asegura, "por alguna indescifrable razón el Facebook no es un paño de lágrimas de tragedias y sinsabores sino más bien un espacio virtual de calidez y compinchería".

Yo me atrevería a decir que se debe tener cuidado con esa idealización. Las redes sociales se pueden convertir en armas de doble filo y más en sociedades donde la soledad conlleva a niños y jóvenes a cometer crímenes y locuras.

Basta con mencionar ejemplos como los jóvenes Jhon Anderson Sierra Molina y Juan Sebastián Obando Castro que asesinaron a una adolescente -Ana María Chávez-, por robarle dinero, joyas y un computador portátil. Los antioqueños contactaron a la universitaria a través de la red social y luego estuvieron en su residencia.

O también el conocido caso de Nicolás Castro, presunto creador de un grupo en la red social nombrado "me comprometo a matar a Jerónimo Uribe, hijo de Álvaro Uribe". Este caso sigue bajo investigación, pero deja en claro dos polémicas. La primera de ellas es la falta de consciencia en el medio, al escribir mensajes amenazantes o que posiblemente afecten la dignidad de los demás. La segunda es la utilización de estos espacios para incitar a las personas a delinquir.

A Bonilla se le escaparon aspectos de esta magnitud y se dejó deslumbrar por lo maravilloso del espacio social. Sin embargo, debe tener en cuenta que no todos los ciudadanos están preparados para afrontar las desventajas que trae consigo la tecnología.

Además se ha perdido el límite que divide la vida privada y la pública. El mal manejo de la herramienta ha desencadenado robos y suplantación de identidad.

La red social no se puede afrontar como "buena o mala", se deben analizar sus matices, las posibilidades que tiene esta herramienta y el uso que se le dé.

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