jueves, 22 de abril de 2010

La violencia de Medellín no se puede tapar con un dedo

En la mañana de este jueves, se dio a conocer la noticia sobre el asesinato del juez Diego Fernando Escobar. El homicidio fue cometido por un sicario de Medellín que, luego de realizar este acto delictivo, fue encontrado en un bus.

Este caso es otro más de los que suceden casi a diario en la ciudad, pero que las autoridades y el mismo Alcalde ocultan con frecuencia a la comunidad internacional e incluso a los citadinos.

A menudo, los medios de comunicación encubren y disimulan verdades como esta, que constituyen la "Medellín no turística", esa ciudad que no es apta para extranjeros.

Estoy de acuerdo con que se deben mencionar los aspectos positivos, el crecimiento económico y la faceta amable de Medellín. Sin embargo, los problemas no se pueden tapar, por el contrario se necesitan hallar soluciones que movilicen la ciudad ante el progreso.

Sostener que la violencia en la urbe hace parte del pasado es una verdad relativa. Depende de los ojos con que se mire y incluso de las ideologías del medio que difunda la información.

Necesitamos medios de comunicación que no se limiten a expresar la parte morbosa de nuestras problemáticas, ni tampoco que oculten la realidad. Hacen falta medios que expresen la realidad lo más cercano a la objetividad posible, que muestren todas las facetas de la información.

Por ejemplo, sería válido denunciar la ausencia de espacios donde se enseñe, desde la infancia, un camino intelectual para la resolución de conflictos o la falta de posibilidades que tienen muchos niños y adolescentes para ingresar a un colegio.

Lo más curioso de este tema es que aumenta y disminuye progresivamente, según las necesidades de los políticos de turno. Cuando se desea mostrar la situación como un hecho alarmante se describe cada detalle, cuando la prudencia lo amerita sólo se enuncia la información de manera frívola.

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